La pértiga
Mide por su mano el tiempo y la distancia toma la pértiga con fuerza y mira al frente corre con pasos largos y decidido empeño clava la vara con precisión en la tierra (como un rejoneador en el lomo de la bestia) Ahora vuela se alza en el clamor del estadio alcanza la distancia precisa la altura calculada y roza levemente con su cuerpo la débil frontera del listón materia cálida de la victoria o la derrota Cae hacia la lona sin despegar sus ojos de aquel temblor sublime mientras la pértiga se desploma lentamente al lado opuesto El estadio puede rugir o lamentar aplaudir o murmurar sólo hay un paso hacia el éxtasis o la desesperación sólo un segundo dónde la luz o la sombra habitarán por un instante en el mismo espacio en el mismo corazón Queda la pértiga tumbada sola en el suelo vigilante anónima de una escena en dónde su flexibilidad y su templanza serán la esencia misma del desenlace.