Horas prestadas

Hay vestigios que imploran historias,
relatos antiguos que cuentan falsedades
y poemas nuevos, sordos,
ciegos de presencia,
en los que escribimos sin piedad
todas las dudas que nos sostienen.

Hay puertas que nunca se abren
y latitudes que jamas avistaremos;
la senda es la única certeza
que nos ampara,
la luz el único equipaje posible.

No hay deudas en la palabra
ni respuestas en el silencio
de todas las horas prestadas.

Comentarios

  1. Pues aquí ando, en la senda. Gallega, por cierto. Y no se está mal.
    Abrazos, decir que tus textos me llegan ya no es novedad. Me llegan.

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  2. Me alegra que andes aún en "la senda" (aunque sea gallega). A ver si por alguna casualidad pasas por mi tierra y podemos quedar. Gracias por pasar también por este rincón descompensado de poesía lunar... Un abrazo.

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  3. Madre dios, que poema tan profundo e incluso desgarrador. Es verdad, las horas prestadas al fin y al cabo son horas entregadas, quizás con la idea de recibir a cambio la misma gratitud, pero no siempre hay respuesta. Tú entregas para que otros sean felices por el tiempo que... (quien sabe) y no hay contrapartida. Tú das y no recibes, puede que haya personas que dan demasiado porque son de esa condición sin esperar nada a cambio, aunque lo ansíen y su corazón lo necesite. Un abrazo José Manuel.

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